martes, 16 de septiembre de 2014

Para los que dicen que el saber no ocupa lugar

Forré 20 libros. Veinte.

Cuando yo tenía 10 años en el Manual del Alumno Bonaerense entraba TODO, menos inglés, y era suficiente.

Ahora que me digan que no hay relación entre las editoriales que crean esta demanda y los laboratorios que comercializan el metilfenidato.

Que alguien con sentido común crea que controlar 20 libros es una tontería para alumnos de primaria y que de ninguna manera constituyen elementos distractores que atentan contra la capacidad de atención y concentración.

¿De qué sirven las estrategias para mejora de la atención si después hay que gestionar una biblioteca que no cabe dentro de la mochila?

¿Para qué tanto relojito, tanta técnica Pomodoro, tanta fotocopia al cuete?

Así no me extraña que el plástico de forrar se haya convertido en un arma de guerra antes de haber podido llegar a destino.


Evoluciones que revolucionan

Más de un año sin publicar nada.  Uffff...como mínimo es la señal de que ha sido un año intenso que ha dejado poco tiempo libre.

Pero todo llega.  Si algo me queda claro después de este "bache" y haber pensado tantas veces que tenía que retomar el blog es que hemos crecido.  Y hemos evolucionado.  Especialmente Santiago por razones naturales.

Por eso es que es necesario hacer algunas modificaciones incluso en cosas intrascendentes como el diseño de este blog o en otras más comprometidas como el contenido.

En cuanto a la primera, la imagen de la portada cambia y le decimos adiós al peluche porque a los 10 años la cosa ha tomado claramente otro rumbo.  Pero como la "bolsa de acero" sigue siendo la protagonista, esta vez su destino es contener a los aparatejos que, hoy por hoy, inevitablemente, constituyen parte importante de su tiempo de ocio: tablet, Nintendo, mando de la TV.

Por lo demás, bueno, un casi preadolescente que mantiene su esencia más toda la energía, nuevos intereses y conflictivas varias que espero poder dejar reflejadas ahora sí con más frecuencia.