Acabo de dar sin querer con lo que estaba buscando. Es más, no tenía tan claro que lo buscaba hasta que lo encontré.
Muchas gracias
Mr Gerard Jones por convencerme con sus argumentos y explicarme que nuestros propios miedos a veces son los que causan los miedos de nuestros niños.
Gracias también por recordarme que la agresividad es parte de la naturaleza humana y negarla sólo es reprimirla: lo que hay que hacer es encauzarla, es decir, intentar que vaya por los cauces adecuados.
Haciendo una síntesis le diré que mi hijo desde muy pequeño ha disfrutado con personajes y superhéroes. Y que su primer arma de combate, antes de los tres años, fue una servilleta de papel enrrollada que representaba a la espada del temible Capitán Garfio. Luego siguieron Batman, Spiderman, en fin, la saga Marvel al completo en la que si mal no recuerdo su favorito era Venom.
El tiempo ha pasado y los superhéroes individuales, por motivos que se me escapan, han dado lugar a historias más complejas. Desde Ben 10 en adelante, de esto hace ya casi cinco años, no he dejado de intentar aprender nombres, características, evoluciones y habilidades de cuanto ser vivo o no, mutante o no, especie, alien o cosa me pusiera por delante.
Y hoy, sus fantasías pasan casi exclusivamente por el "mundo Pokemon". Debo decir que aquí no puedo seguirlo demasiado porque ya son más de 600 y mi memoria no resiste tanto. Lo que sí sé es que, desde que se ha desatado esta pasión me he dado cuenta de que algo mucho más profundo subyacía en lo que sólo parecía ser un juego.
Y usted me lo está respondiendo desde las páginas de "Matando monstruos".
Cito por ejemplo un párrafo revelador: "La "pistola" de la imaginación infantil no es en absoluto un arma sino una varita mágica".
Por último, mi hijo es un niño más, cosa que agradezco a diario. Disfruta de jugar con amigos pero también de estar solo y mucho, muchísimo, de los videojuegos. Y no es nada pero nada violento, más bien todo lo contrario. Es más, hubo que trabajar bastante con él para que aprendiera a defenderse si la situación lo requería.
Por eso estoy tan de acuerdo con sus afirmaciones. Hay una frase en España que dice "De donde no hay no se puede sacar". Efectivamente, la violencia tiene causas mucho más complejas y sus manifestaciones se tienen que buscar antes en la historia individual que fuera de ella. Y una persona no se va a volver violenta si no existen en su historia personal causas suficientes para que ello ocurra.
