miércoles, 16 de marzo de 2011

Besos

Y bueno, después de todo la culpa es mía.  ¿Quién le insistió hasta el cansancio para que fuera educado? ¿Quién le repetía una y otra vez que saludara con un beso? ¿Quién, aún hoy, continúa convencida de que con la simpatía se conquista el mundo y se derriten glaciares?

¿Quién decidió cambiar nanas y arrorrós por "Besos"?




Ahora hay que asumir las consecuencias y aceptar que algunas veces es mejor controlar ciertos impulsos.  Más que nada cuando quien lo solicita es la profesora y, como si fuera poco, por escrito.
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4 comentarios:

  1. Cuando se es tan pequeño es fácil perder los nervios ante la tozudez del menor, pero también ¿ quién controla durante tantas horas a niños tan pequeños? La flexibilidad es la que debe imperar, segun mi criterio, y eso que no soy muy buen ejemplo, pues yo también algunas veces pierdo el control. La época es dura y la educación de los niños es una materia para la que no nos han enseñado, y posiblemente la más difícil de nuestra vida.

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  2. Es así, Rosa. Por eso es bueno hacerse un tiempo para valorar todo lo bueno que nos ocurre gracias a ellos. Si no los tuviéramos seguramente seríamos mucho menos felices.

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  3. jajajajajaja, ay pobre Santiago, que le quieren cortar las alas!!!
    Yo soy muy besucona, y siempre lo seré... no he podido evitar la sonrisa al ver esta nota, qué quieres que te diga...
    Un abrazo!

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  4. Pues a mí me da que la profe es una acaparadora que quiere todos los besos pa ella...
    Y yo también soy besucona, qué se le va a hacer, no se puede ir en contra de los genes, verdad?
    Un abrazo para tí también.

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