miércoles, 7 de septiembre de 2011

Fin de vacaciones - 7 de septiembre

A diferencia de la mayoría de los chicos, en estas vacaciones no hubo campamentos, ni salidas al pueblo, ni vacaciones en la playa.  Necesitabas descansar, recuperarte, recargar las pilas para que el nuevo curso te encuentre fuerte. Y lo logramos.  Julio, además de ser el mes de tu cumpleaños, fue el tiempo de dormir hasta mediodía sin ninguna obligación, todo lo contrario.  Fuiste vos quién marcó los tiempos (y lo seguís haciendo :-)).  Sólo media hora de natación por las tardes, con Ale, Angel y Gloria, y después al parque hasta que cayera la noche.

Salimos todo lo que pudimos, fuimos varias veces al parque de atracciones, al parque acuático, al zoo.  Jugamos mucho, todos los días. En casa, en el parque, en las salidas.  Te dejamos irte a dormir a las tantas sabiendo que al día siguiente no te íbamos a despertar.  En el Burger y en Mc Donalds te conocen de memoria, y vos a ellos.

También te aburriste mucho algunos días.  Los adultos a veces no tenemos todo el tiempo o toda la energía que vos quisieras.  O que nosotros quisiéramos.  Pero ese aburrimiento no es malo: dicen que el ocio alimenta la creatividad y que tener tiempo libre nos ayuda a encontrar caminos nuevos para explorar. Yo misma recuerdo mis veranos con una sensación como de eternidad, como si no fueran a terminarse nunca.  Pero con el tiempo nos acaba pareciendo que todo pasa demasiado rápido.

Descubriste la biblioteca y desde entonces hay que pedirte una y otra vez que pares de leer, que vengas a sentarte que ya está la cena o que ya es medianoche y porqué mejor no seguís mañana.  Sos un lector incansable y no hay orgullo de padre que se resista a esto.

Pero lo mejor de todo, lo que vale realmente y lo que nada ni nadie nos puede quitar es el tiempo compartido. Podré equivocarme mucho en muchas cosas pero en esto sé que quedarme con vos fue la mejor decisión. 

Ahora, poco a poco, vamos a retomar nuestras rutinas, porque eso también es sano y vamos a hacerlo sabiendo que no nos quedan asuntos pendientes.  Que estos días de verano (como dijo Facundo Cabral) nos pusimos el sol al hombro para que el mundo fuera amarillo y con ese sol en la mirada empezamos de nuevo a caminar...hasta el próximo descanso.






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